La infinidad de los minutos

En cada beso que doy, me permito recrear una historia de amor diferente.

Y aunque sé que no es real, que solo está en mi imaginación, y que mañana todo esto será diferente, disfruto cada milésima de segundo de calor que me dan tus dedos entrelazados, tus labios acariciando los míos, o tus ojos formando corazones que flotan, como lo hace mi cuerpo después de la tercera cerveza.

Imagino que enamorarse es algo parecido a soñar despierto y no querer que el tiempo siga. Porque lo sientes tan acelerado como está tu corazón cuando se acerca. Y solo quieres que se detenga y, así, poder vivir una infinidad en minutos, tanto como si fueran los últimos. 

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