Semana harta
Mucho tiempo sin salir. Me siento ahogada, sin oxígeno.
Las paredes se vuelven oscuras, los espejos son reflejos de noches sin dormir.
Siento vértigo a la vida,
me da miedo mantenerme y caer,
temo que cayendo llegue al fin y no volver.
Las ganas de llorar me inundan,
y siento frío entre los pies.
Pena. Quiero que terminen los domingos,
que se vaya la ansiedad, las ganas de verte,
retenerte. Vencer y comerte.
La soledad que llena mi alma entera de silencio. Grita y voz que se marchita.
Explotan las ideas y certezas del invierno bajo cero.
Estoy encerrada en un bucle efímero de personas, adivinos. Profes locos, vida loca,
gente idiota y más derrotas.
Golpeada y amarrada, dolor que me enloquece,
desgarra las entrañas, entristece más si puede.
Cuerda atada, a una mente inoculada.
Descansa. Descansa a mi vera aquellas horas que no debo. Noches rotas y aguacero,
viven hoy, no sobreviven.
Quieren ser, pero no piden.
Lluvia cae de entre los montes,
que sonríen y se encojen.
Flotan gotas como yo, floto como el sol.
Tormenta y nubes que acrecientan.
Flota el viento entre susurros y quebrantos.
Mis ganas de volver a ser cuidado.
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