Refugio.

Refugiate en la mirada de un igual.
Recoge los resquicios
del inminente final.
Proclama entre susurros
los deseos a tu almohada.
Confiesale qué quieres
y siembra las miradas.
Mírame.
Mira con fuerza aquellos ojos,
que van a enloquecer.
Quiereme,
quiere a los demonios
de este viaje a tu merced.
Y mata.
Mata las heridas y desdichas,
mata las voces de dolor y compasión.
Quemate. Ardete.
Bésame.

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